Un cliente estaba desayunando a media mañana en el bar de la esquina a su trabajo cuando a través de la cristalera ve llegar una procesión funeral bastante singular, camino al cementerio.
Un coche fúnebre con un ataúd negro encabezaba el cortejo fúnebre, justo detrás del sacerdote y los monaguillos.
Le seguía un segundo coche con otro ataúd negro, a unos 50 metros de distancia.
Detrás del segundo ataúd caminaba un hombre solitario, llevando a su lado sujeto de la correa un perro dogo de gran tamaño.
Tras el hombre, a una distancia de unos 20 metros, caminaban unos 200 hombres ¡¡en una sola fila!!
El cliente no pudo aguantar la curiosidad, y dejando a medias su desayuno, con mucho respeto se aproximó al hombre que llevaba al perro y le dijo:
"Señor, sé que éste es un muy mal momento para molestarle, pero nunca he visto un funeral como éste. ¿De quién es elfuneral".
"Bueno, en el primer ataúd está mi esposa", responde el hombre.
"¿Qué le pasó a ella?".
"Estábamos discutiendo por gastos caseros, empezó a gritarme y entonces mi perro la atacó con rabia y la mató".
"Entiendo, qué pena... Pero, ¿quién está en el segundo ataúd?".
"Mi suegra, que trató de ayudar a su hija, pero el perro se volvió hacia ella y también la atacó y la mató".
Tras unos momentos de silencio respetuoso, el cliente del bar continuó hablando:
"Lamento mucho su gran pena, señor... Verá, no sé si es el momento adecuado, pero quisiera pedirle prestado el perro unos días...
¡¡Pues póngase a la cola, como los demás...!!.
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