viernes, 5 de febrero de 2010

La Madre Superiora

En cierto convento, la Madre Superiora es la que se levanta siempre la primera, muy temprano, y lo primero que hace todos los días es visitar uno por uno los dormitorios de todas las demás monjitas.
"Buenos días, Sor Josefa. La veo muy bien, y qué bonito está quedando el suéter que esta tejiendo...".
"Gracias Madre, a Ud. también se la ve muy bien, pero parece que se ha bajado por el lado equivocado de la cama, ¿eh?".
A la Madre Superiora no le gustó ese comentario final, pero lo pasó por alto y continuó.
"Buenos días Sor María, qué bien se la ve hoy y qué bonito está quedando ese bordado...".
"Gracias Madrecita, Ud. también se ve bien, pero parece que se ha bajado por el lado equivocado de la cama hoy".
La Madre Superiora se mordió la lengua y siguió su recorrido bastante molesta.
"Buenos días, Sor Juana, hoy se ha levantado con muy buena cara".
"Buenos días, Madre... usted también viene hoy radiante... pero parece que se ha bajado por el lado equivocado de la cama".
La Madre Superiora, visiblemente enojada ya, se va dando un portazo.
Y así transcurre su visita diaria, con todas las monjas respondendo lo mismo.
Al llegar al cuarto de la más anciana de las monjas, la saluda de muy mala gana.
"Buenos días, Sor Leonor. Séame sincera... ¿me veo como si me hubiera bajado por el lado equivocado de la cama, como me han dicho las demás?".
"Sí, Madre".
"¿Y qué le hace pensar eso?".
"Es que lleva puestas las sandalias del Padre Ramón".

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