martes, 12 de enero de 2010

El Mejor Jefe

Un amigo me contó que, en su oficina, uno de sus compañeros discutió con el jefe y, encendido por la ira, colgó lo siguiente en el tablón de anuncios (el jefe no supo quién lo hizo, a pesar de sus sospechas):
Qué puede usted hacer para ser mi mejor jefe:
-Cada vez que se me ocurra una brillante idea para la empresa, hágasela suya sin decirme absolutamente nada, yo no quiero crédito alguno.
-Nunca, pero nunca, me mande a hacer un curso de capacitación o perfeccionamiento. Con los conocimientos adquiridos en la empresa me basta y sobra.
-Jamás me salude por las mañanas cuando llego.
-Cada vez que yo llegue tarde, no piense si me pasó alguna desgracia y dígame "a ver qué excusa me traes", mientras mira su reloj.
-Todos los trabajos brillantes míos adjudíqueselos a sus protegidos.
-Siempre ponga al frente de los proyectos a sus protegidos, aunque el trabajo lo haga el resto del personal.
-Cada vez que algún superior le reclame algo por mi trabajo, usted hágase el desentendido y diga que ya me pidió lo mismo que ellos (recuerde que debemos sacarles a estos tipos de la cabeza el aumento de sueldo).
-Jamás me pague pluses, no los merezco, no así sus protegidos porque son victimas del sistema y tienen taaantos y taaaaantos problemas...
-Nunca me haga caso cuando le pida aumento argumentando que el que barre gana más que yo, siendo Analista de Sistemas (son emociones pasajeras que se van enseguida).
-Nunca me dé el trabajo por la mañana, hágalo después de las 4:00 de la tarde. Siempre es gratificante contar con el reto de trabajar bajo presión.
-Si es algo urgente, por favor, interrúmpame cada 10 minutos para saber cómo voy. Eso sí que ayuda. O mejor aún, espíe sobre mi hombro señalándome cada vez que doy un dedazo en el teclado.
-Salga de la oficina sin decirme a dónde va. Eso me brinda la oportunidad de estimular mi creatividad cada vez que alguien pregunta por usted.
-Si mis manos están llenas de papeles, cajas, libros, etc., ¡no me abra la puerta! Necesito aprender a funcionar bien en caso de que quede parapléjico, y abrir las puertas sin ayuda es un excelente entrenamiento.
-Si me da más de una misión por cumplir, no me diga cuál es la prioridad. Tengo poderes paranormales y mi fuerte es la telepatía.
-Haga hasta lo imposible por mantenerme en la oficina hasta tarde. Me encanta estar aquí y en realidad no tengo a dónde ir ni nada más que hacer que no sea mi trabajo. No tengo vida propia.
-Si mi desempeño le satisface, manténgalo en secreto. Si eso se llega a saber, podría ser causante de un ascenso. Además, si no lo sé, me seguiré esforzando.
-Si no le satisface mi trabajo, hágaselo saber a todo el mundo, me encanta que mi nombre sea el más mentado en las conversaciones. Pero no me lo diga a mí. Podría herir mis sentimientos.
-Si tiene instrucciones especiales para la realización de algún trabajo, no me las escriba. De hecho, ni siquiera las mencione hasta que casi haya terminado el trabajo. ¿Qué necesidad hay de confundirme con información inútil?
-Nunca presente a la gente con la que está. No tengo derecho a saber nada. En la cadena alimenticia de la empresa yo sólo soy el "Plancton".
-Cuando usted haga una referencia a esas personas en el futuro, yo utilizaré mis poderes psíquicos para saber de quién me habla.
-Sea agradable conmigo solamente cuando en el trabajo que estoy realizando esté en juego su vida, o bien, si un mal resultado pudiera enviarlo directamente al infierno de los jefes.
-Dígame todos sus pequeños problemas. Nadie más los tiene y es bueno saber que alguien es menos afortunado que uno mismo. En especial, disfruto la historia en la que me explica la enorme cantidad de impuestos que tiene que pagar cada vez que le dan un mega-bono por ser un gran jefe.
-Espere a que venga mi revisión anual de rendimiento para entonces decirme cuál debió haber sido mi objetivo principal en la empresa.
-Califique mi rendimiento como mediocre y déme un aumento basado en la inflación. De cualquier forma, yo no estoy aquí por dinero.

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