lunes, 11 de enero de 2010

Jugar Al Golf

Un amigo nos contó lo que le sucedió a un conocido suyo (¡lo que le pasa a la gente hoy en día…!):
Un hombre decide tomarse el día libre para irse a jugar al golf.
Está en el segundo agujero cuando se percata de que una rana está sentada cerca del green. No le da mucha importancia hasta que, justo cuando va a realizar el tiro, oye: “Ribbit. Hierro 9”.
El hombre mira alrededor pero no ve a nadie. Vuelve a oír: “Ribbit. Hierro 9”.
Se gira hacia la rana y decide hacer caso del consejo. Pone su otro bastón en el estuche y coge el hierro 9.
¡Boom! Golpea la pelota dejándola a 10cm del hoyo.
Se queda asombrado y pregunta a la rana: “Joder, es increíble. Debes ser una especie de rana de la suerte o algo así, ¿no?”.
La rana le contesta: “Ribbit. Rana de la suerte”.
El hombre decide coger a la rana y llevársela al siguiente hoyo: “¿Qué palo me recomiendas?”.
“Ribbit. Madera 3”, contesta la rana.
El hombre saca la madera 3 y ¡Boom! Hoyo en uno. El hombre está perplejo y no sabe qué decir.
Al final del día, el hombre ha hecho el mejor juego de golf de su vida y le pregunta a la rana: “Bueno, ¿y ahora qué sigue?”. La rana contesta: “Ribbit. Las Vegas”.
Llegan a Las Vegas y el hombre dice: “OK ranita, ¿y ahora qué?”. La rana dice: “Ribbit. Ruleta”.
Después de acercarse a la mesa de la ruleta, el hombre pregunta: “¿A qué apuesto?”. La rana responde: “Ribbit, 3000$, 6 negro”.
“¡¡Venga ya, pero si ése es un tiro entre un millón!!”. El hombre recapacita, piensa en la sesión de golf y dice: “¡Qué coño!”. Y se decide a apostar.
¡Boom! Toneladas de efectivo y fichas llenan su sitio. El hombre recoge sus ganancias y coge la mejor habitación del hotel. Se sienta en el suelo delante de la rana y le dice: “Ranita, no sé cómo compensarte. Me has hecho ganar todo este dinero y te estoy eternamente agradecido”.
La rana dice: “Ribbit, bésame”.
El hombre dice: “¿Por qué no? Después de todo lo que la rana ha hecho por mí, creo que se lo merece”.
Con el beso, la rana se convierte en una hermosísima jovencita de 15 años.
“...y así es, Señor Juez, cómo esa chica apareció en mi habitación de hotel”.

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