martes, 12 de enero de 2010

El Día De La Maestra

Mi antiguo profesor me contó lo que le ocurrió a una colega suya:
Llega un niño a la escuela con un ojo morado y la maestra le pregunta:
“Pero, Jaimito, ¿qué te ha pasado?”.
El niño responde:
“Es que en casa somos tan pobres que dormimos todos en una sola cama, mis padres, mi hermano y yo. Y anoche mi papi se subió encima de mi mami y decía: 'Ah... aaah... aaaaah...', hasta que se giró hacia mí y me preguntó: 'Hijo... ¿estás dormido?'. Yo le dije: 'No, papi'. Y... ¡Guaka!, me soltó un guantazo”.
La maestra le aconsejó:
“Esta noche, si te preguntan, procura quedarte callado...”.
Al día siguiente, el chico llega con el otro ojo también morado y la maestra le pregunta:
“¿Qué te pasó esta vez? ¿No te quedaste callado?”.
“Es que esta noche mi papi también se subió encima de mi mami y decía: 'Ah... aaah... aaaaah...', y yo calladito, maestra. Y mi padre más rápido: 'Ah... aaah... aaaah... aaaaah... aaaaaah'. Y yo calladito, calladito, hasta que mi papi empezó a decir: '¡Me voy a correr, me voy a correeer!'. Y mi mamá contestó: ¡Yo tambiééén!'. Y yo, como tenía miedo de que no me llevaran, les dije: '¿Y yo con quién me quedo?'. Y claro... ¡¡Guaka!!”.
“Bueno, cuando tu papi le diga eso a tu mami, quédate callado, no hables nada”.
Al día siguiente llega el niño más golpeado todavía y le cuenta a la maestra:
“Otra noche más, mi papi encima de mami y yo calladito. Y mi papi decía: 'Ah... aaah... aaaah...'. Pero yo calladito, calladito. Y mi papi dijo de nuevo: '¡Me voy a correr, me voy a correeer!', y yo calladito, calladito... Entonces, la cama se empezó a mover muy fuerte y mi hermano empezó a rebotar, hasta que se cayó de la cama, rompiéndose la crisma del ostiazo, y yo mudo... Entonces mi papi le dijo a mi mami: 'Qué... ¿echamos otro?'. Y yo intervine: 'No papi, que ya me bajo yo solito'. Y claro… ¡¡¡Guaka, guaka!!!”.
Por la tarde, acabadas las clases, la maestra, con su marido y su pequeño hijo, fueron a una playa nudista.
El chiquillo se va jugar un buen rato; al volver, le pregunta a su madre:
“¿Por qué todas las otras mujeres tienen los pechos más grandes que los tuyos?”.
La madre, un tanto ruborizada, le contesta:
“Porque cuanto más grandes son los pechos, más tontas son las mujeres”.
El chico, conforme con su repuesta, se va a jugar nuevamente, y al cabo de un rato vuelve y le pregunta:
-Mami, ¿Por qué los señores tienen el pene de distintos tamaños?
La madre le contesta:
-Verás, cuanto más grande tiene el pene, más estúpido es el señor.
El chico, conforme se va a jugar una vez más. Al rato, vuelve corriendo y le cuenta a la madre:
-Papá está charlando con la mujer MÁS TONTA de la playa, y cuanto más charla, MÁS ESTÚPIDO SE PONE...

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